terça-feira, 8 de dezembro de 2009

O fascínio, ainda

Decían que era un tranvía el que había atropellado al viejo, que aún respiraba. A duras penas, fue evacuado a una casa de socorro que había tres calles más abajo.
No llevaba encima documentación alguna que le pudiera identificar. Solamente le encontraron, en un bolsillo de la americana, un puñado de pasas y cacahuetes. En el otro bolsillo, un libro arrugado: los Evangelios.
(...)
Pero el moribundo fue identificado al día seguiente por el capellán del Templo de la Sagrada Familia, Mosén Gil Parés: el desconocido no era sino el arquitecto Antoni Gaudí i Cornet, el constructor visionario del inacabado Templo de la Sagrada Familia.
A consecuencia del golpe causado por el tranvía, dos días más tarde, sobre las 5 de la tarde, Gaudí murió en la inhóspita cama de hierro de una pequeña habitación del hospital de los pobres.
J. Castellar-Gassol, Gaudí, La Vida de Un Visionario

2 comentários:

  1. Que fim tão inglório para tão grandioso obreiro... Como não raras vezes se dá, a História se encarrega de fazer homenagens póstumas...

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  2. Sim, de homenagear mas igualmente de aproveitar o filão. Há sempre um lado perverso nestas coisas...

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